He escuchado frecuentemente citar el texto siguiente como una advertencia divina a cuidar nuestro cuerpo respecto de aquello que ingerimos o de los cuidados físicos que debemos tener para con él, Sin embargo, primero el contexto y luego el texto desmienten esa interpretación.
“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” ( 1Corintios 6:19)
En cuanto al contexto debo decir que el apóstol Pablo les escribió más de dos cartas a los cristianos de la iglesia de Corinto. El versículo en estudio se encuentra en la primera de ellas, de las que aparecen en la Biblia.
Pero hay a lo menos una epístola anterior de la que no hay registro, salvo una referencia que el autor hace en 1 corintios 5:9, y justamente en relación a nuestro tema decía: “Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios…”
De conductas
Pablo estaba haciendo referencia a individuos depravados que practicaban relaciones sexuales para obtener ganancias o por satisfacción lujuriosa, pero al parecer está amonestación no dio resultado y el apóstol nuevamente les escribe para volver a exhortar a la iglesia en esta llamada primera carta a los corintios.
En esta primera epístola a los corintios, les reprocha haber introducido en la iglesia prácticas que conducían a los creyentes a la apostasia. Además Pablo responde a preguntas que aquellos cristianos tenían respecto a cuestiones doctrinales, entregando valiosas enseñanzas que hasta nuestros días tienen inmenso valor.
Entonces, junto con reprobar las divisiones que se estaban produciendo en la iglesia de Corinto en el primer siglo de la era cristiana, el tema central de la epístola es la enseñanza y por otra parte el reproche a prácticas inmorales indulgentes relacionadas con la doctrina cristiana.
En cuanto al texto propiamente tal, leemos en el capítulo seis de esta carta que Pablo argumenta primeramente respecto a la necesidad de unidad de los creyentes, de la inconveniencia de emitir juicios, por cuanto los injustos no heredarán el reino de Dios.
Seguidamente menciona pecados que también inhabilitan ser parte del reino de Dios, entre ellos: a los fornicarios, idólatras, adúlteros, afeminados, a los que “se echan con varones”, al parecer en referencia al homosexualismo.
Todos estos pecados hacen alusión a conductas lascivas, no a tentaciones o debilidades, sino a actividades sexuales exacerbadas, depravadas, lujuriosas, desvergonzadas, por tanto cuando Pablo dice: “ o no sabes que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo…”, lo hace contrastando ese uso del cuerpo con el de un templo sagrado.
De comportamientos
Tan evidente es que no está hablando de lo que debemos o no ingerir, que en el mismo capítulo, en el verso trece dice: “Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.”
Aclaró que no estoy diciendo que no sea importante nuestro organismo. Es vital que cuidemos nuestro cuerpo a través de una nutrición sana, de ejercicios; que procuremos un estilo de vida saludable, sin hacer de ello una religión y menos un imperativo de salvación.
Tanto es éste nuestro interés que iniciamos en nuestra pagina una sección destinada a promocionar la salud, pero, “…el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.” (Romanos 14:17).
Me parece oportuno finalizar con las palabras de Jesús quien a este respecto dijo:
“No lo que entra en la boca contamina al hombre; más lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.” (Mateo 15:11)
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