El verbo comer aparece unas cuarenta veces en el libro del Génesis, primer libro de la Biblia, escrito aproximadamente en el 1400 a.c y más de cuatrocientas veces en toda la Biblia, todo un récord. Sólo en este verso la palabra “comer” aparece tres veces:
“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.” (Génesis 3:6)
Su importancia es tal, que el conflicto en el jardín de Edén que determinó nuestra existencia, estuvo en sí comer o no comer un fruto. Hoy para muchos sigue siendo en determinadas circunstancias, un dilema comer o no comer.
Cuanto y que debemos comer será parte de otros artículos y de lo que cada uno debe descubrir idealmente con la ayuda de un profesional del tema para que esté de acuerdo a sus requerimientos nutricionales.
El tipo de alimentación dependerá de factores como contextura, actividad, metabolismo, y aún del lugar geográfico en que se viva. Es lo que debería primar por sobre las teorías de comer a determinadas horas, si dos o cinco veces por día o con qué frecuencia.
Que sea Alimento
La primera apreciación que hacemos del citado texto del Génesis es que el árbol era “bueno para comer”, la premisa básica es que no todo es bueno para comer, ni siquiera todo es para comer.
Hay hongos comestibles y otros venenosos, entre los animales; algunos pueden ser comestibles, pero otros, definitivamente no son buenos para que los comamos, podrían ser muy dañinos o definitivamente venenosos, como algunos moluscos con una alta carga de toxinas que los constituyen un veneno para los humanos.
Comer es claramente una necesidad, pero es mucho más que ingerir alimentos para la subsistencia como en los animales. En nuestro caso, debería ser un agrado, un placer cuyo extremo es la gula. El otro, el hambre, que es además, la expresión del mecanismo que nos indica qué hay un requerimiento de comida.
Es casi siempre difícil el equilibrio: comer con placer aquello que nos alimenta; porque no necesariamente todo lo que ingerimos es beneficioso para nuestro organismo en calidad y/o cantidad. Así surgen los nutriólogos.
Que sea agradable
Otro aspecto que resalta en el versículo del encabezado es que el árbol era bueno para comer, pero además; “agradable a los ojos”, en otras palabras, la comida entra por la vista.
Comer es un agrado cuando los alimentos están bien preparados y además bien presentados, cuando a los ojos resultan apetitosos en colores, al olfato en aromas, al gusto en sabores. Hay a este respecto, buenos y no tan buenos cocineros . Así surgen los chef.
El último aspecto que destacó del verso de la Biblia precedente es que Eva “dio también a su marido, el cual comió así como ella.” No voy a analizar ahora, las razones de fondo que pudo haber tenido Eva para darle del fruto a su marido, podría ser causa de discrepancias en algunas parejas.
Que sea grato
Resaltaré, en cambio, otro hecho: alimentarnos es una necesidad pero también un placer para compartir. No existen las mesas comedor para una persona, esos son pupitres o escritorios, los comedores son para cuatro, seis y más personas.
Sentarse a servirse algo, debería ser también un agrado en tanto nos permite compartir. Sentarnos a la mesa con otros, invitar a alguien a cenar es querer estar compartiendo, no sólo una comida, afectó, cariño, amor.
He aquí yo estoy a la puerta y llamó; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con el, y él conmigo (Apocalipsis 3:20).
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