Para sobrevivir en un mundo en mutación, algunos animales tienen que cambiar sus hábitos. Cuando los estorninos aparecieron por primera vez en la plaza de Trafalgar de Londres, volaban al atardecer antes de irse a descansar en las cornisas de los edificios vecinos.
Una vez que se los comenzó a cazar para venderlos en jaulas, como pájaros de adorno, los pocos que lograron escapar pusieron en práctica un plan instintivo que les ha permitido multiplicarse.
De día se escapan al campo para comer, y regresan de noche para descansar en la ciudad. En estado silvestre los estorninos generalmente pasaban la noche en los árboles, pero puesto que han crecido entre edificios en lugar de árboles, sencillamente se ha adaptado a su nueva situación.
En los Estados Unidos se pudo verificar las transformaciones operadas en la vida de las aves como resultado de la construcción de una nueva ciudad. Los arrendajos y los gorriones aumentaron en número.
También había más reyezuelos; pero disminuyeron los pájaros silvestres y los que hacen sus nidos en el campo. Hubo quienes se las arreglaron para adaptarse a su nuevo ambiente.
Sin embargo. Algunos gorriones silvestres comenzaron a vivir en los prados, y las Alondras, que solía vivir en porciones secas de tierra, comenzaron a hacer sus nidos en los tejados.
Los nuevos cristianos tienen que hacer frente a circunstancias totalmente nuevas. Lo que antes les encantaba, ya no los atrae más. Es necesario cultivar nuevas amistades y establecer un nuevo tipo de relaciones con la ayuda de Jesús y del Espíritu Santo, por supuesto.
A menos que el Espíritu termine su obra en nuestro corazón, y transforme nuestros hábitos, no nos vamos a sentir cómodos en la tierra nueva y, por consiguiente, no desearemos estar allí.
Aunque el reyezuelo adopte nuevos hábitos, seguirá siendo reyezuelo, y aunque tú y yo nos convirtamos en nuevas personas por medio de Jesús, y cambiemos nuestra manera de vivir, seguiremos siendo nosotros mismos. Este es uno de los aspectos más maravillosos del plan de salvación.
«Porque como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo hago permanecerán delante de mi, dice Jehová, así permanecerán vuestra descendencia y vuestro nombre.» (Isaías 66:22)
Windows on God’s Word. Santiago A. Tucker. 1975.
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