Si la aseveración del título la transformó en pregunta, ¿Dios escucha a los enfermos mentales? Respondo con otra pregunta: ¿Ustedes creen que Dios escucha sus oraciones? Si la respuesta es afirmativa, la primera interrogante también lo es.
SI, por cuanto se estima que el 99% de las personas han sufrido en algún grado enfermedades mentales, entonces: Ud. ha sido un enfermo mental en algún momento.
El asunto es que la denominación enfermo mental está estigmatizada. Nos basta escuchar el término para imaginar de inmediato una grave alteración de la realidad en una persona.
Pero, las enfermedades o trastornos mentales son condiciones que pueden afectar su pensamiento, sentimientos, estado de ánimo y comportamiento. Pueden ser ocasionales o crónicas. Pueden afectar su capacidad de relacionarse con los demás y de llevar a cabo las tareas diarias.
Ellas pueden ser de origen psicopatológicos en diferentes grados o tipos:
- Esquizofrenia
- Anorexia
- Depresión
- Ansiedad
- Transtornos fóbicos
- Transtornos paranoides
- Psicosis
- Alteraciones psicosomáticas
- Traumas
- Complejos
También pueden ser de origen neurológico como la epilepsia que va desde sólo rasgos epileptoides a crisis convulsivas periódicas u otras como el Síndrome de Tourette, que puede ir desde un tick, hasta movimientos físicos bruscos con expresiones verbales incontrolables.
Pero ciertamente la pregunta está orientada a saber si Dios escucha a las personas con graves y/o crónicas alteraciones psíquicas. En las escrituras se puede encontrar respuesta a esta pregunta, más por deducción e inferencia que por análisis clínico.
Al parecer muchas enfermedades mentales, que para nosotros hoy están diferenciadas con sus signos y síntomas, en aquellos tiempos eran asociadas a situaciones de origen espiritual, al mal, a intervenciones demoníacas:
Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? (Juan 9:2).
En el Antiguo testamento encontramos este caso:
El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová. (1 Samuel 16:14)
Contextualmente sabemos que nada malo puede provenir de Dios, menos un espíritu malo. Así entonces, y conocida la terapia, que era, como leeremos, escuchar música. Su mal podria haber sido psíquico:
Y cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él. (1 Samuel 16:23)
Del texto citado se desprende tambien que estas crisis eran episodicas. Estudiando la historia de Saul, quizás hoy podriamos decir que padecía un transtorno bipolar.
En el Nuevo testamento también es posible encontrar esta relación entre enfermos y endemoniado
Ejemplos:
Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó. (Mateo 4:24)
Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos. (Mateo 8: 16)
Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba. (Mateo 12:22)
Del análisis de estos textos y muchos otros, se desprende, primero que hay una diferencia entre endemoniados y enfermos, como en el texto de Mateo 8:16, pero también notamos que en otros casos, Él sanó a los endemoniados, no dice que los liberó, sino que los sanó.
Se establece así una relación directa entre estar enfermo con estar endemoniado o poseído por el demonio de esa enfermedad. Quizás hoy coloquialmente hablaríamos del demonio de la depresión, o del demonio del cáncer, o más parecido aún, el demonio de la esquizofrenia, o el de la paranoia.
El astrónomo Chileno José Maza en una entrevista televisiva dijo: “El cerebro humano es más complejo que todo el universo”, pero no hay razón alguna para pensar en otra respuesta a la pregunta inicial que no sea:
Si, Dios nos escucha. Lo hizo aún, con un endemoniado enajenado, que en ese estado mental, no sabemos como, corrió y se arrodilló ante Él. ( Marcos 5). Bastó un breve minuto de su vida para escucharlo y otorgarle la grandiosa oportunidad de salvación que es lo único que realmente importa.
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