Tiempo de protestas. ricos y pobres.

Nov 3, 2019Reflexión

Los tiempos de pandemia en los que vivimos, después de cien años, dejaron en segundo plano los tiempos de protestas de ricos y pobres. Las desigualdades  que en diferentes países se hacían notar, fueron generando un descontento generalizado

Protestas en el pasado


No podría decir que esta  situación social que se producía es  nueva. Más bien cíclica en el orbe. Pero las protestas, las desigualdades entre ricos y pobres no son nuevas, tampoco siempre masivas o regionales, también se dan  en pequeños grupos sociales.

Una mujer, se acerca a un grupo de hombres, con un frasco de perfume en sus manos, un frasco de alabastro de nardo puro. El perfume era carísimo, traído de los Himalayas.

Lla mujer no destapa el frasco, lo quiebra, seguramente en la parte más angosta del envase, semejante a una pequeña jarra; claramente su propósito no era usar unas gotitas, como haríamos con una fragancia de alto costo, equivalente al salario de un año de trabajo. Ella quería usarlo todo de una sola vez.

La mujer quiebra el frasco y derrama su contenido sobre la cabeza de Jesús, que estaba con sus discípulos. Aunque Juan registra que lo derramo sobre los pies de Jesús, pero no son estos aspectos los importantes.

Tampoco saber si ésta Maria, es la misma llamada Magdalena, o la mujer pecadora que menciona el evangelio de Lucas, o si las tres son la misma persona; El hecho relevante, es lo que ocurre enseguida.

Malestar sin protestar

Dice la escritura, en todos los relatos de este hecho, que lejos de elogiar a la mujer que ungía a Jesús, los discípulos se enojaron. Algunos, manifestaron su enojo, otros, como suele ocurrir, se molestaron, pero no dijeron nada.

“Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: ¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres?” (S. Juan 12:4-5)

No diremos nada del personaje citado que protesta y hace público su malestar por temor a que se hagan comparaciones, pero, hace manifiesta una demanda de justicia social generalizada, aceptada por todos.

Quién podría no estar de acuerdo con Judas, si esta mujer  adinerada, malgasta de esa forma su dinero, podemos hacer el cálculo matemático, e indignarnos también, ante la desigualdad entre quienes pueden comprar perfumes de millones y otros que les falta sueldo para llegar a fin de mes.

La contradicción 

Quiero aclarar también que el lenguaje usado, es mera coincidencia con el que escuchamos en días de protestas. No obstante notamos que los discípulos no reprochan aunque  ellos no tenían  el poder adquisitivo de la mujer.

Es extraño que a veces quienes protestan no quieran tener más, sino que los otros tengan menos. Habrá algo de envidia, o sano interés en la justicia social. Evidentemente, no se puede generalizar. Dicen que a eso se le llama nivelar para abajo.

Jesús, que vino como un niño pobre, que nace en un pesebre y que viene a aliviar las penurias de los más necesitados, contrariamente a lo que se esperaría, ante tamaña expresión de desigualdad, no reprocha a la mujer por su acto, la alaba y desaprueba el enojo de sus discípulos.

Me voy a detener y volveré atrás. En el párrafo precedente, hay inexactitudes que pueden leerse y configurar una imagen muy popular, muy creíble, que de inmediato compartimos y hacemos nuestra, pero que no es cierta, lo llaman populismo.

Jesús 

Las escrituras no dicen que Jesús haya sido un niño pobre. Nació en un pesebre, porque como sabemos José y Maria tuvieron que viajar de la región de Galilea a Judea, a Belén por un requerimiento político de empadronamiento.

Estaban de paso, y como todas las personas que vivían bajo la jurisdicción del Imperio Romano tenían que hacer el mismo tramite, la disponibilidad de hospedaje era muy reducida. No encontraron alojamiento, ante la circunstancia, les fue ofrecido un pesebre, y allí nació Jesús.

Tampoco la Biblia dice que Jesús haya venido a terminar con la pobreza, ni siquiera a suplir sus carencias materiales. Dice que vino a anunciar el evangelio a los pobres (Mateo 11:15), a darles buenas noticias eso es evangelio; “para que los pobres sean ricos en fe y herederos del reino” (Santiago 2:5

La buena noticia para los pobres, no es que necesariamente dejarán de serlo aquí y ahora, es la promesa de que serán si lo aceptan, herederos del reino, de una tierra nueva, donde no habrá lágrimas, ni muerte, ni dolor ni clamor.

Podría parecer decepcionante, y para muchos lo es. El Mesías, fue rechazado y acusado por no resolver los problemas del sometimiento  de su nación, pero quienes mejor lo recibieron fueron los más necesitados.

Volvamos al relato; ante el enojo y la protesta de sus discípulos por la indiferencia ante las necesidades de una mayoría, Jesús dice:

Los pobres

“… ¿Por qué molestáis a esta mujer? pues ha hecho conmigo una buena obra. Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis.” (S. Mateo 26:10-11)

“Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, ….” (Juan 12:8). Estas palabras del Salvador indignaron de tal manera a Judas, que salió de ese lugar para ir a tramar su entrega y traicionar a su Maestro. Este incidente fue la gota que rebalsó su vaso.

No es Jesús, con sus palabras quien eterniza la pobreza, hay miles que logran salir de ella, porque la pobreza es dinámica y cíclica, los pobres y los grados de pobreza no son siempre los mismos. 

Pero pobres siempre habrá; porque nosotros nacemos con una natural inclinación al mal, todos somos malos, y no un determinado sistema cualquiera sea.

¿Que programa o sistema de gobierno puede ser bueno, justo, equitativo, si quienes lo idean, son malos, injustos, abusivos, segregadores? Independientemente si son de derecha, izquierda o del amplio espectro intermedio.

Jesús no estaba perpetuando la pobreza, está diciendo que nuestra naturaleza no cambiará a menos que como la mujer con el frasco de alabastro, le demos a Él lo mejor de nosotros, y todo lo que queramos darle a Jesús, debe ser entregado a nuestro prójimo.

Los ricos

Así como hay una promesa para los pobres, la hay también para los ricos:

“¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego.
Habéis acumulado tesoros para los días postreros. He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.
Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia.”
(Santiago 5:1-6)

Esta condena a los ricos, no les es dada por el sólo hecho de tener riquezas, sino por la forma en que las administraron o las consiguieron, por ello aunque el Señor dijo que difícilmente un rico entraría en el reino de los cielos, no cierra la puerta a nadie, difícil no es imposible.

El fin de las protestas 

En el texto recientemente citado, Jesús es ya el Señor de los ejércitos; por eso el Maestro le dice a sus discípulos que a él no siempre lo tendrán, estaba hablando de su temporal permanecía en esta tierra, en Galilea. Aquí  estaba limitado por su humanidad.

Ascendería al cielo para hacer realidad la promesa de una vida renovada, donde no tendrá lugar la maldad, las desigualdades, la pobreza ni la riqueza, para todos aquellos, sin distinción, que quieran verdadera y humildemente aceptarlo.

“A los pobres siempre los tendréis con vosotros”, supone una misión, una tarea para con ellos y para con nosotros; pobres de alguna manera también, en procurar aliviar carencias, físicas, materiales, emocionales, intelectuales, espirituales.

La pobreza tiene muchas causas y formas, no asumimos una actitud pasiva o contemplativa, sino activa, que puede ser asistencial o educativa, que también puede asumir la forma de una protesta, en el marco de la racionalidad, de la ley, y sobre todo, en el marco de la misión que nos fue confiada, velar por ellos realmente y no pretendiendo obtener mezquinos intereses.

Siempre habrá tiempo de protestas, ricos y pobres. No es conformismo, porque el fin de las desigualdades está profetizado, pero es la realidad ahora. Tan real como la promesa de Jesús para quienes la vida es una lucha.

El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.           ‭‭Apocalipsis‬ ‭21:7‬ 

 

Un libro de orientación espiritual que nos permite aprender de aspectos teológicos y religiosos muchas veces desconocidos, tergiversados e incluso olvidados. Si bien sus enseñanzas están fundadas principalmente en la Biblia, no tiene un objetivo proselitista, ni busca ser una apología de las enseñanzas de las Escrituras. Así, pretende contribuir a conocer aspectos espirituales reales de la vida diaria, que produzcan paz interior.

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