La gallareta es una hermosa ave acuática, clasificada así, no sólo porque chapotea o nada en el agua, sino por ocupar ambientes hídricos para vivir y porque, además, al igual que otras especies, tiene la característica de poder caminar por sobre el agua. Para levantar el vuelo, agita enérgicamente sus alas y sus patas hasta conseguir suficiente velocidad para elevarse.
Esta ave habita en el norte y sur de América. Aunque se cree que es propia de Sudamérica. Se la puede encontrar en el sudoeste de Brasil, Ecuador, Uruguay, Chile, Paraguay Bolivia y Argentina. Incluso puede ser hallada en territorios tan australes como las islas Malvinas.
La gallareta o Tagua, tiene los dedos de sus patas excepcionalmente grandes, con membranas lobuladas alrededor de cada uno de sus dedos. Sus uñas son también de gran longitud, lo que le permite distribuir mejor su peso y mantener el equilibrio, pudiendo así caminar sobre un tapiz de plantas flotantes sin hundirse. De allí que se diga que la gallareta camina sobre el agua.
Los que sí caminaron sobre las aguas, sin ninguna alfombra flotante de plantas, fueron Jesús y su discípulo Pedro. El hecho es relatado por el evangelistas Mateo, quien cuenta que después de haber alimentado a una multitud; los discípulos subieron a una barca para ir a Capernaum, pero Jesús se quedó en un monte a orar.
Cuando la barca ya había avanzado unos seis kilómetros de la costa internándose en el mar de Galilea, conocido también como el lago de Tiberiades; eran ya más de las cuatro de la mañana, estando oscuro, se levantó un fuerte viento con un oleaje embravecido. Los discípulos ven a alguien acercarse a la barca en medio del mar. Pescadores avezados, jamás habían visto algo semejante. ¡Un fantasma! Gritaron, invadidos por el miedo. Quien sino un fantasma podría caminar sobre el agua.
Entonces escucharon una voz conocida: “¡Tened ánimo; ¡yo soy, no temáis!” Cuantas veces en medio de las tormentas de la vida, Jesús nos ha dicho las mismas palabras, pero la angustia, los temores, nos han impedido reconocerlo. “YO SOY”, el gran Yo Soy; Jesús, el que decía Yo soy la luz, yo soy el camino la verdad y la vida, yo soy el pan, en fin; el que puede satisfacer todas las necesidades humanas, se hacía presente.
La gallareta puede caminar sobre el agua porque es un ave acuática, ¿Jesús podía caminar sobre el mar porque era Dios? Obviamente no; todo lo que Jesús hizo en esta tierra pudo ser realizado por seres humanos; desde resucitar muertos, sanar enfermos, hasta caminar en el agua. Pedro no era Dios y camino sobre el agua también. Cuando reconoció a Jesús, le pidió al Señor que le dejase caminar sobre las aguas:
“Y le dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús” (Mateo 14:29)
Un ser humano, común y corriente (sin pretender ofender al apóstol Pedro) ¡camino sobre las aguas! “Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! (Mateo 14:30). Jesús extendió su mano, lo tomo y le dijo: “Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?”
Jesús estaba ahí, sin embargo, el recio movimiento de las olas y el fuerte viento no cesaban. Pedro reparó en ello, lo invadió el miedo; pero finalmente, La respuesta a la pregunta que le hace a Pedro, la da el mismo Jesús: Hombre de poca confianza.
Con posterioridad a la ascensión de Jesús; cuando Tabita enfermó y murió, fue Pedro quien oró y ella resucitó. Fue Pedro quien le dijo a un paralítico: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.” (Hechos 3:6) y el hombre sanó. Es el mismo Pedro que mientras confió en su Maestro, pudo caminar sobres las aguas.
La duda trae desconfianza, pero no hay motivo para dudar del Señor. La confianza en Él nos permitirá hacer todo cuanto el nos pida, o cuanto nosotros con confianza le pidamos.
Muy buena reflexión… Creer y confiar son dos cosas distintas y lo determina la duda
Gracias por tu comentario Janet, comparto tu apreciación
Janet, gracias por tu comentario. Lo comparto