Existen libros, imágenes y testimonios de personas que aseguran haber tenido un encuentro cercano con ángeles. Los describen como espectros, seres luminosos, con alas, sin alas, resplandecientes; con vestiduras blancas o de otros colores. Hay quienes cuentan que tenían apariencia y vestimenta como de un sujeto cualquiera. Testimonios que van desde haber sido salvados de la muerte, hasta protegidos de un asalto.
Las dudas fundadas
¿Cuán creíbles son estos encuentros con ángeles? Ciertamente dudamos hasta de los registros fílmicos que pretenden documentar su existencia. La misma diversidad testimonial nos lleva a confundirnos, a dudar. Nuestra incredulidad es fomentada por noticias o por la propia experiencia, de un sin número de personas que mueren o sufren de muchas maneras, sin recibir el auxilio angelical.
¿Existen realmente Los Ángeles? Responder a esta pregunta, requiere tener una fuente lo suficientemente confiable como para desmentir o confirmar su existencia. Documento que esté más allá de la mitología o de la experiencia de otros relativamente cercanos en el tiempo.
La idea del Ángel, tiene su origen en los más antiquísimos libros sagrados como el Corán, la Tanaj y la Biblia. Es por estos escritos que los conocemos como seres celestiales, sobrenaturales, que parecieran ser un vínculo entre el cielo y la tierra.
La Tanaj, el libro sagrado de los judios, está ya contenida en la Biblia, por lo que acudiré a esta fuente de probada veracidad por la historia, la arqueología y otras ciencias, para dilucidar las dudas planteadas. Sin embargo, por una cuestión de espacio, no registraré todos los textos de respaldo, pero pueden ser solicitados.
Mi absoluta credibilidad en la Biblia, me llevan a creer en la existencia de los ángeles, que ya en sus primeras páginas son aludidos como seres celestiales, porque habitan en el cielo, pero son comisionados por Dios para venir como mensajeros, que es lo que etimológicamente significa ángel.
El ángel de Jehová.
La primera evocación se encuentra en el capítulo dieciséis del Génesis, cuando el ángel de Jehová encuentra a la sierva egipcia de Abraham, Agar, y mantiene un diálogo con ella. Agar reconoce a este “ángel de Jehová” (expresión que aparece sólo en el Antiguo Testamento), como Dios. Quizás por las promesas y predicciones que le hace, pero no podría aseverar que lo fuera.
En el libro de los Jueces, encontramos otro diálogo, esta vez de Manoa, padre de Sansón con el ángel. Este hombre, intrigado le pregunta a este ser celestial cuál era su nombre y el ángel le responde: “¿Por qué preguntas por mi nombre que es admirable?” (Jueces 13:8).Coincidentemente, admirable, es uno de los nombres con que sería llamado Jesús, según el profeta Isaías.
En otra situación, cuando el ángel de Jehová se le aparece a Moisés en una zarza ardiendo, (Éxodo 3:2), el contexto evidencia claramente que ese Ángel es Dios. Con esto, no estoy queriendo decir que el “ángel de Jehová” sea siempre la Divinidad.Sólo en contadas oportunidades se podrá llegar a esa conclusión.
Otros ángeles
En las narraciones de la Escrituras, el aspecto de los ángeles parece ser el de personas normales, corpóreas, visibles. Pocas veces se los destaca con vestiduras blancas. Hablan cara a cara con los individuos, quienes a veces los perciben como ángel, y en otras, la persona supo posteriormente, que su interlocutor fue un ser celestial. De allí que se diga que “algunos sin saberlo, hospedaron ángeles. (Hebreos 13:2).
Los mensajes que los ángeles traen de Dios, son entregados personal e individualmente, aunque también a un número mayor de personas. Hay momentos en que no aparecen en forma visible, y hacen entrega del recado en sueños, e incluso, desde el cielo. Entendiendo que se trata de un mensaje audible.
Solo dos ángeles aparecen con nombre en la Biblia: el arcángel Miguel y el ángel Gabriel. Nombres de hombres, porque asumen siempre una corporalidad masculina. Se los distingue como varones. No obstante, se deja entrever que son asexuados o que al menos, no contraen matrimonio (Mateo 22:30).
Miguel es un arcángel. El prefijo “arc” significa superior; pero no se explicita algún grado de jerarquía; si se puede deducir que cumplen funciones distintas.
Sólo el profeta Isaías indica haber visto Serafines junto al trono de Dios. Por la descripción que hace, parecieran ser ángeles cuya misión es estar junto al trono de Dios en adoración. De ellos sí dice que tienen alas y no dos, sino seis, en pares. que cumplen funciones distintas: con dos cubren su rostro, con otras dos sin pies y las otras dos son para volar.
Finalmente están los Querubines. Son pocas las referencias a ellos en el Antiguo Testamento y sólo una vez son mencionados en el Nuevo Testamento. Podrían ser otra categoría de ángeles, pero también es probable que sea el nombre que se les da a las figuras angelicales en madera, oro u otro material. Representados casi siempre con dos alas, particularmente en el santuario.
Nuestros ángeles.
Jacob soñó con una escalera que estaba apoyada en la tierra y su extremo tocaba el cielo; y ángeles de Dios subían y descendían por ella. Jehová está en lo alto de ella. Sin pretender interpretar el sueño del patriarca, diré que no creo que asciendan para presentar nuestras necesidades, como leí en algún comentario bíblico.
Dios conoce nuestras necesidades, nuestros pedido de ayuda, y se los hacemos llegar personalmente en oración. Los ángeles no son intermediarios, sólo retornan al cielo, suben por esa escalera simbólica , porque allá está su morada. Descienden con algún mensaje del Padre a su hijo o hija, con promesas verdaderas, con protección o con la respuesta a alguna oración.
Aunque inadvertidos, los encuentros cercanos con los ángeles, son una demostración más del interés supremo que Dios tiene por sus hijos. Tal que dispone para nosotros de estas miríadas de seres santos, para que cada vez que miremos al cielo en busca de ayuda, protección o consuelo, ellos estén prestamente a nuestro lado. En los momentos difíciles, ellos vendrán con el mensaje del cielo que necesitas.
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