En la India, algunos de los monos que normalmente viven en la selva han cambiado por completo su forma de vivir. Su nueva vida está constituida por los techos de los viejos edificios de las aldeas, los pueblos y las ciudades
Los monos que viven en las ciudades son, por cierto, muy diferentes de sus primos que viven en la selva. Los monos de la ciudad han aprendido a comer los alimentos cocinados que consumen los humanos, mientras que los de la selva viven de las frutas y las hojas que crecen naturalmente a su alrededor.
Un hombre de ciencia que quería determinar hasta qué punto se encontraban arraigadas esas diferencias, ofreció alimento natural y alimento cocinado tanto a los monos de la ciudad, como a los de la selva.
Los resultados pusieron de manifiesto que los monos de la ciudad estaban totalmente adaptados a su forma de vida ciudadana, porque comieron pan, los maníes tostados y los alimentos condimentados que se les presentaron. En cambio, los monos de la selva rechazaron sistemáticamente los alimentos cocinados y eligieron la fruta fresca y los vegetales crudos que se les presentaron.
Podríamos creer que los monos de la ciudad preferían ir a la selva, donde la alimentación es abundante, pero no es así. Cuando se los captura y se los lleva a la selva, inmediatamente regresan a la ciudad, a pesar de todos los problemas que encuentran allí.
Otro hombre de ciencia puso monos de las dos clases en una jaula. El comportamiento de esos monos hacia sus compañeros de jaula fue muy diferente. Los de la selva se sentaron tranquilamente y permanecieron imperturbables, mientras que los de la ciudad comenzaron casi inmediatamente a pelear entre ellos y en algunos casos las batallas produjeron graves heridas y muertes.
Dios puso originalmente al hombre en un jardín y a través de su historia, cuando el hombre se apartó del Señor, lo primero que hizo fue edificar una ciudad. Fue lo que hicieron los hijos de Caín; eso fue lo que ocurrió después del diluvio; eso fue lo que impulsó a Lot a abandonar a Abraham en las colinas de Palestina para ir a vivir a la ciudad que con el tiempo le causó la ruina.
Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. Génesis 2:8.
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