Los parlamentarios de mi país deben ser de los pocos que les resulta agradable la palabra “dieta” porque para ellos es una asignación monetaria, que a diferencia de las dietas nutricionales, es suculenta. Esta podría ser la mejor dieta alimenticia, pero no es así.
Una dieta es un programa de alimentación generalmente restrictivo para bajar de peso, pero las hay también para evitar o agregar uno o varios alimentos específicos, por razones terapéuticas. Etimológicamente dieta proviene de una palabra griega que significa “régimen de vida”. También se puede definir como un régimen alimenticio. Es en este último sentido en el que nos vamos a centrar en las siguientes consideraciones.
“Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en qué hay fruto y que da semilla; os serán para comer”. (Génesis 1:29).
En los orígenes de la vida en este planeta, seguidamente de concluir la creación con Adán y Eva, la primera instrucción que según el relato, reciben estos personajes, es cual iba a ser el régimen alimenticio para ellos y para los animales. Para estos últimos, la indicación era, hortalizas, serían herbívoros. Para nuestro primeros padres y su descendencia, la instrucción indicaba primero:
Toda planta que da semilla
Al parecer, aquellos vegetales en que la semilla es el alimento propiamente tal como: Legumbres, que contienen proteínas, minerales como hierro, magnesio, calcio, fósforo, potasio, entre otros nutrientes. Entre ellas: frijoles, lentejas, arvejas, habas.
Cereales, que aportan la mitad de todas las calorías que consumimos, principalmente hidratos de carbono, proteínas, lípidos en baja concentración, vitaminas del complejo B, y minerales. Entre ellas: trigo, arroz, cebada, maíz.
Oleaginosas; de cuya semilla o fruto se obtienen aceites monoinsaturados, ácidos grasos omega, minerales, como zinc, fósforo, y algunas vitaminas que fortalecen el sistema inmunológico. Entre ellas: maní, almendras, nueces. La segunda prescripción era:
Todo árbol en que hay fruto
En el tercer día de la creación, Dios había hecho provisión creando los árboles frutales. De ellos, se mencionan algunos en la Biblia, como Vid, higuera, avellano, castaño, olivo, palmeras, granados, sicomoros.
Fuera de las Escrituras, se puede encontrar un listado de más de ochenta árboles frutales, como albaricoque, arándano, cerezo, manzano, nogal, plátano, etc. Cada uno de ellos con nutritivos aportes. Tuve el privilegio de vivir en Pica, un hermoso oasis en el norte de Chile, allí abundan los mangos, guayabos, naranjos, limoneros.
Es notable que no aparezcan en esta dieta inicial, las hortalizas, como las lechugas, acelgas, repollos, etc. Me atrevería a pensar que una razón está en el hecho de que al cosechar legumbres o cereales, la planta misma no requiere ser arrancada.
La indicación bíblica además decía que las plantas serían el alimento de los animales. Aquí hay un aspecto digno de destacar: cuando los animales comen hierbas, sólo comen las hojas, no toda la planta, lo que permite a los vegetales seguir en desarrollo. Por ello creo que la muerte de los seres humanos, los animales, y ni siquiera de las plantas, estaba en los planes de Dios.
La dieta actual
La dieta original cambió porque el maravilloso designio que proyectaba la vida de los seres humanos con ausencia absoluta de enfermedades, dolor y muerte, fue tristemente alterado por la intromisión del pecado.
Este agente invasivo no solamente afectó a los humanos, como solemos pensar, sino que modificó todos los sistemas y subsistemas: atmoférico, geosférico, hidrosférico, y Biosférico. La que era la mejor dieta, dejó de serlo.
Algunos animales, dejaron de ser herbívoros, hoy, los hay también carnívoros. Por otra parte, los humanos, dejamos de ser vegetarianos, aunque, después de algunos años de vida en que se han incorporado nutrientes vitales de origen animal al organismo, hay quienes intentar volver a asemejar la dieta original.
Quienes optan por incluir el consumo de carne o derivados en su dieta, no son carnívoros. Lo serían si sólo comiesen carne, pero como éste producto es una parte de un régimen que incluye algunos productos cárneos, además de vegetales, se denominan omnívoros.
La buena noticia es que aquellos que quieran volver a al proyecto original, y a la mejor dieta alimenticia permanente, podrán hacerlo aceptando esta invitación y creyendo en esta promesa:
”Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra”. (Isaías 1:9).
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