Cuando ocurren catástrofes o desastres como la actual pandemia, surgen inmediatamente algunos que relacionan estos sucesos a una señal del fin, o a algún hecho «apocalíptico», que debería ocurrir pronto.
La palabra “pronto” un adjetivo que califica a aquello que es raudo, expedito, apresurado o urgente. Se define como una decisión espontánea que surge como resultado de una ocurrencia inesperada. Como adverbio de tiempo significa «en seguida» en un corto espacio de tiempo.
Para quién es pronto
Sin importar la forma gramatical en que se use, siempre será un concepto relativo. Pronto puede ser minutos, horas, días, meses, años; es más, la relatividad del tiempo dependerá de la concepción y percepción que tenga quien la emite, así como de quien la recibe. Veamos dos ejemplos:
«Entonces Abraham fue de prisa a la tienda de Sara, y le dijo: Toma pronto tres medidas de flor de harina, y amasa y haz panes cocidos debajo del rescoldo.» (Génesis 18:6)
En este pasaje el que tenía prisa era Abraham, quien le pide a su esposa que actúe con prontitud, pero es muy probable que para su esposa Sara, no tuviese la misma urgencia. El anfitrión era Abraham.
Otra historia nos cuenta que Isaac le pidió a su hijo Esaú que saliese a cazar e hiciese un guisado con el producto de la caza, para luego entregarle una bendición.
Su esposa, queriendo que su otro hijo, Jacob, obtuviese el privilegio, tomó ella del ganado dos cabritos , se los preparó y se los dio a Jacob para que se los llevase a su padre, mientras su hermano Esaú andaba aún cazando.
Cuando Jacob llevó el guiso a su padre, éste le preguntó: «¿como es que la hallaste tan pronto, hijo mío? Y el le respondió: Porque Jehová tu Dios hizo que la encontrase delante de mi.» (Génesis 27:20). Dijo, mintiendo.
A Isaac le pareció que en, encontrar la presa, cazarla y prepararla, había pasado muy poco tiempo. El no tenia apuro, pero para Jacob y su madre, la prontitud era vital para lograr la suplantación.
He seleccionado estas historias porque confirman que lo pronto es relativo, dependiendo de la situación y, porque son textos en donde aparece la palabra pronto, que está asociada con la enseñanza de la segunda venida de Jesús.8
¿La pronta venida de Jesús?
Este futuro acontecimiento, es incitado poco más de ochenta veces en la Biblia, aun cuando la promesa que vendrá pronto la encontramos sólo en pasajes del Apocalipsis, aveces como amenaza y en otras como una dulce promesa, pero no vinculadas a señales.
El principal fundamento para asociar hechos catastróficos a la segunda venida de Jesús, se puede encontrar en relatos de los evangelios como éste:
«…Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y que señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.
Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares». (Mateo 24: 3-7)
Éste así como otros pasajes de los evangelios parecieran hablar de las señales del fin del mundo, e incluso están titulados como tal, pero no siempre es así.
Si leemos con detención todo el texto, encontraremos que Jesús está hablando de la destrucción del templo de Jerusalén del que salían en esos momentos.
Llegando al monte de los olivos, frente al templo, es que sus discípulos le preguntan: «¿cuándo serán estas cosas y que señal habrá de tu venida y del fin del siglo?»
Son los discípulos quienes asocian la profecía de la destrucción del templo de Jerusalén con la segunda venida de Cristo. De la que Jesús les había hablado anteriormente, creyendo ellos que ambos eventos ocurrirían en sus días.
Efectivamente la destrucción del templo ocurrió en el año 70, unos cuarenta años después, pero Jesús, aún no ha regresado. Esto no significa que esté retrasado ni menos que la fecha sea móvil, sólo que el día programado no ha llegado y ni los ángeles saben el día, sólo Él Padre.
Señales del pasado
La respuesta del maestro a sus discípulos, es la mención de hechos focalizados y aislados, conocidos como las señales del fin. Tales como que vendrían muchos en su nombre diciendo que eran el Cristo.
Que habría guerras y rumores de guerras, que se levantará nación contra nación y les advierte: «pero aún no es el fin», y continúa hablando de pestes, hambre, terremotos, advirtiéndoles que eso sería principio de dolores, no el fin.
Pareciera que en este capítulo de las escrituras Jesús se refiere fundamentalmente a hechos que ocurrirían con motivo de la destrucción del templo y de Jerusalén, para que estuviesen preparados y tuvieran tiempo de huir.
No obstante, se cree que esta es una profecía dual en la que los mismos sucesos señalan la cercanía de su advenimiento. El problema para hacer esta última interpretación, es que los sucesos descritos no son universales y han ocurrido siempre a través de la historia en diferentes lugares.
Señales permanentes
Seguramente basados en la ocurrencia de estos hechos catastróficos, miles de cristianos en estos más de dos mil años, han muerto creyendo que el regreso de Jesús estaba pronto a ocurrir.
Me niego a creer que Jesús nos engaña dándonos señales de una pronta venida que la historia demuestra no han sido tales. más aún cuando el evento de la segunda venida en sí mismo, no tenga ninguna relevancia para la salvación de las personas.
Cuando la segunda venida de Jesús ocurra, algunos resucitaran porque estarán salvos, otros ascenderán al cielo porque ya están redimidos y quienes se pierdan ya lo habrán decidido estén vivos o muertos.
Vale decir, respecto de la salvación no define nada. Es sin embargo, inconmensurablemente trascendente en el cumplimiento del plan universal de la salvación, pero no es tampoco el fin del mismo.
Señales para estar preparados
Cuando el Maestro les advierte a sus discípulos de los eventos que ocurrirían pronta y previamente a la destrucción de Jerusalén, lo hace con el explícito propósito de que estén preparados.
Así mismo, la promesa de su pronto regreso debe instarnos a estar preparados, a aceptarlo en tanto hay oportunidad, eso debe ser pronto, porque así como no hay señales que nos permitan saber cuándo será el fin del mundo, tampoco sabemos cuándo llegará nuestro fin.
«Pero del día y la hora nadie sabe, ni aún Los Ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.» (Mateo 24:36)
«Por tanto, también vosotros estas preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.» Que (Mateo 24:44)
Para Él pronto, para nosotros una eternidad.
0 comentarios