Mujer se define simple y sencillamente como «una persona adulta de sexo femenino». Esta definición no concitará aprobación general, será cuestionada por quienes aún no alcanzan la mayoría de edad legal que determina la adultez. Hasta entonces una niña no es mujer y una joven adolescente tampoco.
Otra definición dice que mujer es «quien tiene cualidades y características consideradas femeninas» . Aquí la cosa se complica bastante más, no tiene que ver ya con una cuestión de madurez.
Hay que entrar al plano de la axiológia a fin de efectuar un análisis ético y estético del concepto de feminidad. Puede ser difícil determinar cuáles son las características y más difícil aún las cualidades femeninas en una persona.
Finalmente y como guinda de la torta de la definiciones dícese que mujer es una «persona de sexo femenino con la que está casada un hombre». Estoy seguro que esta declaración poco afortunada del diccionario, dirán algunas, provocaría la más encendida protesta.
Las féminas mayores de edad, pero solteras no serían mujer, ni aquellas que tengan de pareja a un hombre, tendrían que haber contraído el vínculo legal del matrimonio, sólo así un hombre podría referirse a ella como «mi mujer». Las definiciones van de mal en peor porque eso la hace propiedad de otro, lo que es ya derechamente ofensivo.
Consideraciones de la psicología o de la sociología u otras ciencias, a este respecto supongo que serán tanto más complejas. Por lo que no las abordaremos.
Buscando en la Biblia, me encuentro con esta declaración:
«lo que aún busca mi alma, y no lo encuentra: un hombre entre mil he hallado, pero mujer entre todas éstas nunca hallé» (Eclesiastés 7:28)
Declaración de un hombre inspirado por Dios, considerado el hombre más sabio y que según el relato de la Biblia tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas. Antecedente para pensar que algo sabía sobre el tema.
Entendemos que Salomón se está refiriendo no a una cuestión de género, sino a la integralidad de características que determinan a una persona en mujer. El no la encontró. Nos servirá de consuelo saber que entre mil halló un hombre con características intelectuales, morales, emocionales y espirituales que lo constituían tal.
Quizá sea esta la razón por la que el mismo autor ya al concluir el libro de Proverbios haga la siguiente pregunta:
«Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?..» (Proverbios 31:10)
Si para él encontrar a una mujer era difícil, cómo será encontrar a una mujer y virtuosa. Luego de hacer la pregunta, dice que está mujer es más valiosa que las piedras preciosas, para seguidamente describir a una esposa en quien su marido puede confiar hasta lo material.
Hace el bien permanentemente, es habilidosa con sus manos, preocupada por su familia y por sus cercanos, es inteligente en el manejo de las finanzas, esforzada para adquirir lo que tiene, muy trabajadora, bondadosa con los más necesitados, valiente, previsora, habla con prudencia, su mayor valor, la familia sus hijos, y por ellos es alabada. (paráfrasis de Proverbios 31:10-31).
Pareciera que lo que estoy planteando es la dificultad de encontrar en una persona tal suma de habilidades que la constituyan verdaderamente en una mujer. No es así, tampoco parece ser éste el planteamiento del sabio Salomón.
Aunque generalmente solemos centrarnos en la larga lista de destrezas que solo he parafraseado para pensar en lo difícil que debe ser encontrar una mujer así, y el tema no es ese, el tema es que todas las mujeres son virtuosas por creación.
Ante la alta posibilidades de ser madres el Señor las dota a todas de características físicas, intelectuales, emocionales, espirituales. De habilidades extraordinarias, como para ser maestras, enfermeras, contadoras, chef, psicólogas, ingenieras, para su hijos, para su familia y hoy, para la sociedad en su conjunto.
Toda mujer es virtuosa, la pregunta es: ¿Quién la hallará?. Quien tendrá la capacidad de reconocer y valorar lo que ella hace, lo que ella es. Con toda su sabiduría el rey Salomón reconoce que no la encontró; el número de esposas y concubinas quizá sea la evidencia que haberlas considerado en ese contexto cultural, propiedad u objeto, le impidió ver las mujeres que tenia frente a sus ojos.
El tema es «Quien» el problema es encontrar a ese quien, no a la mujer sino a quien tenga la capacidad de valorar a la mujer que es virtuosa porque es mujer.
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