Aunque la mayor parte de los moluscos tienen dos calvas o algún otro medio de protección, la lapa es vulnerable porque sólo tiene una valva. Las gaviotas ladronas y los hambrientos cangrejos, como así mismo otros enemigos más! Siempre están vigilantes para sorprender a una lapa cuando está descuidada. Por lo tanto ésta siempre se mantiene cerca del único ambiente que le puede proporcionar cierto grado de seguridad, es a saber, las rocas.
Si dispone de una sólida roca como fundamento, y ya que cuenta con un notable mecanismo que le permite adherirse a ella mediante su gran músculo central, está pequeña criatura puede derrotar prácticamente a todos sus enemigos. Cuando una lapa se aferra a su fundamento de roca, se necesita algo más que tirar o empujar para sacarla de allí. La única manera en sacarla consiste en deslizar un cuchillo debajo de la valva, para desarmar la ventosa que la mantiene adherida a la roca. Pero como sus enemigos naturales no poseen cuchillos, todo lo que tiene que hacer para protegerse es aferrarse a ella. La lapa está dotada de un reflejo que funciona tan rápido como un relámpago, de manera que al menor toque o cambio de presión en su valva, literalmente se aferra a su roca para «salvar su vida».
La forma cónica de su valva también le ayuda. Cuando una poderosa ola golpea la roca en que vive la lapa, el agua, en lugar de sacarla de allí, obra como una fuerza que le ayuda a mantenerse más firmemente adherida a ella.
Este fenómeno ocurre sólo cuando la lapa se encuentra en la roca, sin embargo. Si sale a hacer una excursión por allí, en la arena o en otra sustancia no tan consistente, la primera ola que venga, o el primer enemigo que aparezca, significarán su perdición.
La lapa depende plenamente de un fundamento sólido, es a saber, una casa construida sobre la roca, por así decirlo. Y debe estar constantemente en guardia, porque a menos que disponga de una base sólida, estará perdida.
Cualquiera pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca. (Mat. 7:24)
Windows on God’s Word. Santiago A. Tucker. 1975.
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